Pero si después se descubre que los dos [testigos] han incurrido en [este mismo] delito, tomarán entonces su lugar otros dos --de aquellos a los que los primeros han privado de su derecho-- y deberán jurar por Dios: “Nuestro testimonio es, en verdad, más verídico que el testimonio de esos dos y no hemos excedido los límites de lo correcto --o si no, que seamos, en verdad, contados entre los transgresores.”