[En cuanto a vuestros hijos adoptivos,] llamadles por el nombre de sus [verdaderos] padres: esto es más equitativo ante Dios; y si no sabéis quienes eran sus padres, [llamadles] hermanos vuestros en la fe y amigos vuestros. Sin embargo, no importa si erráis a este respecto, sino [sólo] la intención en vuestros corazones --¡pues Dios es en verdad indulgente, dispensador de gracia!